Su primera parada en el Monte de los Olivos es la Iglesia de la Ascensión. Los restos de la rotonda original construida alrededor de la roca de la que se cree que Jesús ascendió al cielo y la posterior iglesia y cúpula octogonal de los cruzados se encuentran ahora en el patio de una mezquita. En el cercano Pater Noster, un claustro de cruzados y una gruta que conmemora el lugar donde Jesús predicó el Padrenuestro, verás esas mismas palabras en ciento veintitrés idiomas.
Antes de comenzar su caminata por el Monte de los Olivos, se detendrá para disfrutar de una vista impresionante de Jerusalén, de pie sobre el antiguo cementerio judío. A la mitad del monte, se detendrá en Dominus Flevit, donde Jesús lloró al prever la destrucción de Jerusalén. Diseñado por Antonio Berluzzi, las ventanas detrás del altar de esta pequeña iglesia atraen la atención hacia el Monte del Templo donde se encontraba el Segundo Templo en la época de Jesús. En la Iglesia de Todas las Naciones en el Huerto de Getsemaní, recordará a Jesús orando con los discípulos hasta que Judas lo traicionó.
Cruzando el valle de Kidron, verá una cisterna de agua del Segundo Templo y se maravillará con los grabados en los adoquines de la antigua calle, el Lithostratos. Originalmente se pensó que era el patio del Pretorio donde presidía Poncio Pilato, ahora data del siglo II junto con el arco Ecce Homo construido por Adriano. Desde allí, emprenderás la Vía Dolorosa desandando el camino que tomó Jesús mientras cargaba su cruz hacia su crucifixión.